En un giro sorprendente, una simple foto llevó a un marido a pedir el divorcio. Todo comenzó cuando su esposa le envió una foto de su paseo, mostrando a ella misma, el caballo y el pintoresco paisaje montañoso.
Más tarde, él le escribió una extraña pregunta: «¿Cuáles son las iniciales en la silla?»
Perpleja, ella miró más de cerca la foto y notó dos pequeñas iniciales, «A.M.», grabadas en la silla, iniciales que coincidían con las de su exnovio.
Aunque lo consideró una extraña coincidencia, su marido no pudo evitar pensar que eso simbolizaba un vínculo con su pasado. A pesar de sus esfuerzos por tranquilizarlo, la vista de esas iniciales provocó una ruptura irreparable, convirtiendo un momento de paz en un símbolo de desconfianza.