Freddie Mercury, cuyo verdadero nombre era Farrokh Bulsara, dejó una huella indeleble en el mundo de la música a pesar de su muerte hace más de 30 años. Su voz extraordinaria todavía resuena y nos recuerda su vida brillante, que vivió al máximo a pesar de los grandes desafíos.
Mientras agonizaba en su casa tan querida, sus pensamientos estaban dirigidos a una persona: Mary Austin. Ella no solo fue el amor de su vida, sino también la única persona que sabía dónde debían esparcirse sus cenizas después de su muerte.
Muchos artistas atrajeron brevemente la atención, pero pocos alcanzaron el estatus de culto de Mercury, cuya influencia sigue intacta. Con el grupo Queen, creó éxitos atemporales como «Bohemian Rhapsody» y «We Are the Champions». Hasta el día de hoy, Queen’s Greatest Hits sigue siendo el álbum más vendido en el Reino Unido.
El camino de Freddie hacia la fama estuvo lleno de obstáculos. Nació el 5 de septiembre de 1946 en Zanzíbar, y su familia huyó a Inglaterra cuando era joven, en busca de una vida mejor. Fue allí donde adoptó el nombre de Freddie y donde su pasión por la música comenzó a florecer, a pesar de la desaprobación inicial de sus padres.
El talento de Freddie se hizo particularmente evidente cuando colaboró con sus futuros compañeros de banda para formar Queen. Su éxito fue vertiginoso y la voz de Mercury no dejó de fortalecerse con el tiempo. Éxitos como «We Will Rock You» y «Don’t Stop Me Now» destacaron su talento extraordinario.
En su vida personal, el vínculo de Mercury con Mary Austin fue muy profundo. Aunque estuvieron comprometidos y luego se separaron, su amistad perduró y ella permaneció a su lado mientras luchaba contra el SIDA, del que había sido diagnosticado en 1987. Mientras luchaba valientemente contra la enfermedad, Mercury decidió revelar su diagnóstico al mundo poco antes de su muerte en 1991, expresando su deseo de hacerlo a su manera.
En sus últimos días, Mercury confió a Austin el lugar donde debían esparcirse sus cenizas, buscando privacidad después de su muerte. Le dejó una parte importante de su legado, subrayando su vínculo duradero. Después de su muerte, se confirmó que Mary respetó sus deseos y esparció sus cenizas en un lugar secreto, tal como él lo había solicitado.
El legado de Freddie Mercury sigue brillando y su deseo de descansar en paz en la soledad fue cumplido por quien lo conocía mejor. Lo recordamos con cariño y sabemos que su espíritu vive a través de la música que inspira a generaciones.
