😱 Todo comenzó hace unas semanas. Una mañana noté una extraña forma colgando del ladrillo bajo mi lámpara en el porche.
Parecía una nuez seca, grabada y casi tallada, pero completamente fuera de contexto. Intrigada, tomé una foto y comencé a buscar información.
Resultó ser un ooteca de mantis religiosa: una cápsula de huevos. Dentro, vidas inmóviles esperaban la primavera.
La dejé intacta; fue un gesto silencioso de respeto hacia la naturaleza. Cada mañana, con una taza de café, pasaba por allí y me detenía un instante para mirar. Se convirtió en un pequeño ritual, una pausa en el ajetreo de la vida. Luego lo olvidé.
Hasta aquella mañana.
Salí con mi taza, lista para empezar el día como siempre. Pero el aire alrededor de mi puerta era diferente. Una ligera vibración, casi imperceptible. Me incliné, conteniendo la respiración por instinto.
Estaban por todas partes. 😱😱😱 Cientos — quizá miles — subían por los ladrillos, atravesaban el marco de la puerta y se esparcían por el porche, como si danzaran bajo la luz de la mañana.

¿Qué es esto? ¿Por qué hay tantos? ¿De dónde vinieron todos? ¿Cómo supieron que era el momento de salir?
La escena que se desarrolló frente a mi puerta esa mañana fue increíblemente intensa. No eran solo insectos, sino jóvenes mantis religiosas recién nacidas.
Lo que veía eran pequeños seres saliendo de la ooteca, la cápsula de huevos que estaba pegada al ladrillo bajo el porche. Cientos de diminutas mantis, apenas visibles y frágiles, parecían llenar el espacio. Este fenómeno, conocido como “emergencia sincronizada”, es una característica fascinante de estos insectos.

Pero, ¿por qué tantos? Estos mantis eran descendientes de huevos puestos hace varios meses, cuando la temperatura era más templada.
Durante el invierno permanecieron inmóviles, en estado de reposo dentro del huevo. Con la llegada de la primavera y el aumento de la temperatura, llega una señal química y los jóvenes mantis comienzan a emerger todos a la vez, en el momento en que las condiciones son óptimas para su supervivencia. Su sincronización aumenta las posibilidades de sobrevivir frente a los depredadores.
Este fenómeno es una manifestación de la naturaleza en toda su belleza y misterio, un pequeño recordatorio de la vida que, a menudo a la sombra, se prepara para nacer en el momento perfecto.