Vi a mi esposo salir de la clínica con dos bebés que nunca antes había visto.

Vi a mi esposo salir de la clínica con dos bebés que nunca antes había visto.

Aquella mañana, mis manos temblorosas sostenían una prueba de embarazo: dos rayas rosas. Embarazada. Otra vez.

Tener un hijo es, por supuesto, una bendición… pero la alegría pronto se convirtió en miedo. Apenas lográbamos llegar a fin de mes. Mark, mi esposo, trabajaba como conserje. Yo era niñera. Nuestro hijo Leo tenía siete años. Y ahora… otro bebé.

No tuve el valor de decírselo. Ya de por sí se veía terriblemente agotado.

Más tarde, mientras esperaba al médico en la clínica, miré por la ventana… y mi corazón se detuvo.

Mark.

Pero no era el Mark que había dejado esa mañana. Este llevaba ropa de diseñador negra y en sus brazos… dos recién nacidos. 😯
Subió a un coche de lujo y no me vio.

¿Quiénes eran esos niños? ¿Qué hacía él allí?
Las preguntas no dejaban de dar vueltas en mi cabeza hasta que desapareció de mi vista.

En estado de shock, corrí hacia la sala de maternidad…

Y lo que descubrí allí hizo que la sangre se me helara 😯.

Una mujer hermosa estaba guardando cosas de bebé en una bolsa de marca.

— ¿Puedo ayudarla? — me preguntó.

— Soy Nora. Estoy buscando a mi esposo, Mark. Acabo de verlo salir con dos bebés. ¿Son suyos?

Sus ojos se abrieron como platos.

— ¿Su esposo? ¡Mark me dijo que estaba divorciado!

Le conté todo: nuestros nueve años de matrimonio, nuestro hijo, mi embarazo. Se llamaba Lauren. Ella creía que Mark era un rico inversor. Vivía en una mansión de lujo.

Fuimos a su casa. En la habitación del bebé, Mark estaba meciendo a uno de los gemelos. Cuando nos vio, se puso pálido.

— Puedo explicarlo todo —dijo.

Confesó que había heredado 300.000 dólares y no se lo contó a nadie. Quería “otra vida”, así que se inventó una nueva identidad y llevó una doble vida.

Lauren y yo estábamos furiosas. Lo echamos.

Una semana después, solicité el divorcio. Lauren le prohibió acercarse a sus hijos. Yo también.

Y entonces, para mi sorpresa, Lauren me ofreció trabajo como niñera. Me dio alojamiento, un buen sueldo y respeto.

Tres meses después di a luz a mi hija. La casa era modesta, pero llena de risas y tranquilidad.

Mark desapareció.
Pero reconstruí mi vida. Y por fin fui libre.

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