De repente, mi hija dijo: «Papá, llévame a un orfanato». Al principio pensé que era una broma, hasta que comprendí por qué realmente decía eso 😢 😨
Regresé de un viaje de trabajo por la tarde. Extrañaba mucho mi hogar, a mi esposa y, sobre todo, a mi hija. Cuando entré al apartamento, ella corrió hacia mí de inmediato.
Por la noche cenamos toda la familia junta. Todo estaba tranquilo, cálido, hogareño.

Una hora después, mi esposa dijo que saldría un momento —tenía que pasar a ver a una amiga—. Mi hija y yo nos quedamos solos.
Ella se sentó frente a mí, jugueteando con los macarrones con el tenedor, y de repente dijo en voz baja:
—Papá, llévame a un orfanato.
No entendí lo que había oído de inmediato.
—¿Qué? —pregunté, sonriendo. —¿Es una broma? ¿Te hizo algo mamá?
Negó con la cabeza.
—No.
Fruncí el ceño.
—Entonces, ¿por qué quieres ir a un orfanato, cariño?
Mi hija levantó los ojos. No había ni una pizca de travesura, solo seriedad, más allá de su edad.
Honestamente, pensé que era un simple capricho infantil, pero cuando escuché la respuesta de mi hija, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo 😱😲

—Porque allí está mi hermana.
Me quedé paralizado.
—¿Qué hermana? Tú no tienes hermana.
—Sí, papá. Escuché a mamá por teléfono decir que dio a su hija al orfanato para esconderla de nosotros. Ella está sola allí. Quiero estar con ella.
Sentí un frío recorrer mi espalda. El corazón me latía en las sienes. No sabía qué decir, cómo respirar, cómo reaccionar.
Simplemente me quedé sentado, mirando a mi hija, sin poder asimilar lo que acababa de oír.
Cuando mi esposa regresó, la recibí en la puerta.
—Necesitamos hablar —dije con voz ronca.
Ella se quitó la chaqueta, me miró y, por la expresión de mi rostro, lo entendió todo.
—¿Tú… lo sabes todo?
Asentí en silencio. Se sentó en una silla y durante un largo momento no pudo decir palabra. Luego comenzó a llorar.
—Sí, es verdad —dijo finalmente—. Antes de ti… tuve una niña. Tenía apenas veinte años. El padre de la niña se fue, mis padres se alejaron. Estaba sola. Sin dinero, sin apoyo. Tuve que darla al orfanato para que al menos no pasara hambre. Pensé que algún día la recogería, pero la vida siguió otro rumbo. Te conocí a ti, todo cambió… pero la culpa nunca desapareció.

Me quedé sin palabras. Todo dentro de mí se revolvió. Frente a mí estaba la mujer que amaba y consideraba parte de mi vida, y ahora parecía que se había abierto un abismo entre nosotros.
Tras unos minutos, hablé en voz baja:
—La encontraremos.
Mi esposa levantó la mirada, sin poder creerlo.
—¿De verdad?..
—De verdad. Si tu hija está viva, significa que todos aún tenemos la oportunidad de arreglar las cosas.